Multa por cazar a Pikachu
- Lucía P. Álvarez
- 25 mar 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 13 abr 2020
Estar encerrados en cuarentena sin conocer la fecha fin es, sinceramente, un poco agobiante. Hoy es nuestro decimotercer día en casa y lo llevamos mejor de lo que pensábamos, incluso se nos está pasando rápido, pero hay gente muy ansiosa ahí fuera. El número de multas por saltarse el confinamiento es hoy superior al número de contagiados por coronavirus: 102.000 frente a 40.000. El motivo es entendible, pero las formas no.
En esta época frívola e individualista, los más listillos han querido hacerse virales en Internet. La policía multó a un hombre en Palencia por sacar a pasear a su perro de peluche, una idea que tuvimos en casa con nuestro Rufus pero que no llevamos a cabo por puro sentido común. En una urbanización de Alicante, los vecinos se turnaban para sacar a pasear al mismo perro una y otra vez. En Barcelona, una pareja de corredores salió a hacer deporte con una bolsa del Mercadona fingiendo que iban al supermercado. Pero entre las formas más bizarras de saltarse el estado de alarma están el señor de Murcia que se disfrazó de dinosaurio y el hombre de 77 años del distrito madrileño de Aluche que fue multado por salir a un parque a cazar pokémon.
Pero... ¿Sigue existiendo Pokémon Go? Al parecer sí. Me acuerdo con total nitidez del lanzamiento de este juego en España. Yo trabajaba en el Faro de Vigo y era “la becaria del verano”, como me llamó un día el alcalde Abel Caballero. Todos los días tenía que llevarle propuestas a mi redactor jefe pero, sinceramente, las noticias del verano no dan para mucho. El 16 de julio de 2017, él ya tenía a un chico de la web trabajando sobre Pokémon Go, pero, igualmente, me mandó al centro de la ciudad en mi rato libre de la comida para ver cómo funcionaba el juego, lo redactase e hiciese unas fotitos. Le pedí ayuda a mi amiga Marta, con la que compartí dos veranos encerrada en la redacción de dos periódicos distintos, y estuvimos dando vueltas en el coche en busca de pokémons sin saber cómo funcionaba la app. Yo daba vueltas a las rotontas y turborrotondas (las calles de Vigo son tan caóticas que se hasta se inventan cosas) mientras Marta estaba con el móvil haciendo capturas de pantalla. Nos reímos lo que no está escrito. A pesar de mis frágiles conocimientos, saqué una nota que titulé: "El furor por Pokémon Go conquista Vigo". Si es que los periódicos en verano salen solos.
Cuatro años después, parece que el furor continúa y hay personas que necesitan salir a buscar Pikachus en plena orden de confinamiento por un virus letal. Que queréis que os diga, si yo fuera a arriesgar mi salud y a saltarme la ley, preferiría salir a la calle a cazar un novio.
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